sábado, 28 de mayo de 2016

Lo más dulce... o no

Si la semana pasada nos ocupábamos del fracaso, esta vez abordamos su opuesto, el éxito. Lo cierto es que nos sirven la inmensa mayoría de las reflexiones que anotamos entonces. Lo principal es que podemos aprender de lo uno y de lo otro. También que hay que saber gestionar tanto lo que nos va mal como lo que nos sale bien. Parece que lo segundo es más fácil, pero no hay que confiarse. Más de un gran fiasco nace de lo parece ser un notable triunfo.

JV.- Como decíamos sobre el fracaso, tampoco es fácil definir lo que es tener éxito. Cada cual lo cifra de un modo diferente.
IQ.- Sí, y antes de continuar recupero la frase con la que terminaba la sección del sábado pasado, que es que en la vida hay que aprender a ganar y también a perder. En mi humilde opinión, tener éxito es cumplir con unos objetivos, siempre y cuando al final de cada proceso hayamos aprendido algo y nos quede la satisfacción de haber hecho el bien.

JV.- ¿Querer obtenerlo a toda costa conduce a la frustración?
IQ.- No creo que sea así necesariamente. Querer obtener algo a toda costa, si no rompes las reglas del juego, no está mal. [Sigue leyendo en los diarios de Grupo Noticias]

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