Dicen que es uno de los sentimientos que mueven el mundo. En el peor de los sentidos, además. Ocurre que es consustancial a los humanos, y da la sensación de que su caudal aumenta en lugar de disminuir. Que tire la primera piedra aquel o aquella que esté libre del pecado de envidiar a los demás.
Por cierto, ¿existirá la envidia sana? A ver que dice el doctor.
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