Al primer
golpe de vista, parecen un dechado de simpatía y magnífica
disposición. Sonríen, adulan, reparten palmaditas... hasta que
sacan el aguijón y lo clavan en la espalda de sus confiadas
víctimas. Y no suelen conformarse con un pinchazo. Una vez han hecho
presa, arrasan con todo lo que encuentran a su paso. ¿Quién no
conoce una o varias personas que son puro veneno?
No hay comentarios:
Publicar un comentario